Las redes sociales son entendidas por muchos como nuevas herramientas de comunicación, donde se puede exponer y difundir información. Se configuran de este modo, como plataformas digitales en las que la libertad de expresión triunfa. En este sentido, el contenido relacionado con la salud encuentra un panorama perfecto de exposición al público.
Pero los medios sociales también tienen sus normas y en muchos casos éstas son demasiado objetivas. Sucede por ejemplo en un tema tan controvertido como el sexo. Algunas de las redes sociales más utilizadas, como Facebook o Youtube, limitan su acceso al contenido relacionado con este tema. Sus algoritmos no perdonan en los casos donde las imágenes o los vídeos son demasiado explícitos.
El problema es que la tecnología en muchas ocasiones no es precisa y se equivoca. Podemos encontrar muchos ejemplos al respecto con contenidos sobre salud que son equívocamente censurados. Recientemente lo ha padecido el diario El Mundo, cuando compartió a través de su cuenta de Facebook una noticia sobre una iniciativa relacionada con el cáncer de mama.
Es Vinnie Myers, más conocido como el “tatuador de pezones”, un médico estadounidense que restablece a través del arte del tatuaje los senos de mujeres afectadas por cáncer de mama. La red social identificó esta imagen como contenido recomendado sólo para mayores de 18 años, por lo que no se dudó en penalizar al medio de comunicación con 24 horas sin poder publicar nada en Facebook.
La misma mala suerte corrió Nayara, una psicóloga y sexóloga, que vio cómo varios de sus vídeos fueron bloqueados por Youtube sólo para mayores de edad al considerar su contenido “inadecuado” para determinados usuarios. Sin embargo, en ellos lo único que se muestra es a la usuaria explicando cómo colocar un preservativo.
Como ella misma señala, “ninguno de estos vídeos contiene desnudos ni expresiones soeces o algún otro elemento que justifique su restricción para mayores de edad”. Además, añade, que sólo ofrecen “información objetiva y profesional” sobre cómo ponerse un condón.
La indignación de la sexóloga es tal, que ha puesto en marcha una campaña de recogida de firmas a través de la plataforma change.org, con el objetivo de dejar claro a Youtube que “enseñar a ponerse un preservativo no es un contenido para adultos”. Por cierto, sus vídeos llevan hasta el momento acumuladas más de nueve millones de visitas.
Así son también las redes sociales, además de excelentes y apasionantes canales de comunicación, en ocasiones, como podemos comprobar, pecan de cierta hipocresía en sus reglas que las ponen en evidencia.
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