Cuando nos hablan de marcas solemos pensar en algunas de ellas y se nos vienen a la cabeza las más conocidas: Apple, Coca-Cola, Nike, etc. Sin embargo, pocos piensan en la suya propia. Coincidirás conmigo en que una marca sirve para facilitar la identificación y el conocimiento sobre un producto o empresa, así como sus principales características, beneficios y defectos (según cómo se gestione su comunicación).
Pues bien, tú también tienes una marca y la expones al mundo desde que naces: ‘Lucía Gómez’, ‘Carlos Pérez’, ‘Andrés Lijarcio’… Tu nombre es tu seña de identidad y, como siempre me gusta decir, tu cara es tu logotipo. Antes no éramos muy conscientes de ello, pero ahora todo ha cambiado con la web 2.0. Hoy en día lo que está en Internet deja huella y permanece en el tiempo. ¿Cómo? Entre otros factores, por el uso que hacemos de las redes sociales.
Facebook, Twitter, LinkedIn, Google + o cualquier otra; estés en la que estés, en todas compartes información que revela quién eres, lo que haces, lo que te gusta y quién quieres ser. Todo eso lo ve mucha gente, seguramente más de la que te imaginas. Con lo que escribes, dices o haces estás creando tu imagen de marca, en este caso online.
Presta atención a los siguientes tweets de diferentes cuentas públicas, es decir, a las que tiene acceso todo el mundo en Twitter. No ha sido difícil encontrarlos porque, créeme, hay muchos similares a estos:
Imagínate a uno de estos chicos en clase un día antes del examen gritándole al profesor:
– “Mañana hay un examen pero quiero que sepas que no voy a estudiar”.
Seguro que ni se les pasaría por la cabeza hacerlo. ¿Por qué lo escriben entonces en Twitter? Quizá porque no son conscientes del alcance ni de las consecuencias que tiene lo que publican. Si fueras su profesor y vieras este tipo de tweets, ¿los aprobarías?
Los ejemplos que he recogido para este post pertenecen a perfiles de estudiantes en sus últimos años de instituto o en los primeros de carrera universitaria. Seguramente en poco tiempo empezarán a enviar sus currículums a diferentes empresas para intentar encontrar un puesto de trabajo. Hoy muchas compañías buscan en las redes sociales los perfiles de los candidatos que aspiran a ocupar los empleos que ofertan para obtener más información sobre ellos. ¿Crees que seleccionarían a los autores de los tuits que te he mostrado para el trabajo en cuestión? Probablemente no.
La clave para evitar una mala gestión de la marca personal está en la responsabilidad. A continuación te indico algunas pautas a seguir, a mi juicio imprescindibles, a la hora de usar las redes sociales de manera sensata y prudente, e incluso para obtener beneficios profesionales de cara al futuro:
- Márcate un objetivo concreto que justifique tu presencia en una red social determinada. Por ejemplo, si usas Twitter para quedar con tus amigos el fin de semana, quizá no te interese tener la cuenta pública.
- Piensa dos veces lo que vas a escribir antes de compartirlo.
- Sé empático. Ponte en el lugar de quienes crees que van a estar interesados en tus perfiles sociales.
- Comparte lo que te gusta y apuesta por tus cualidades más sobresalientes.
- Si enfocas tus perfiles sociales hacia lo profesional, empieza a conocer gente influyente que pueda orientarte, aconsejarte y ayudarte a alcanzar tus objetivos. Quizá el día de mañana tengas la oportunidad de conocerlos en persona. Ellos se van a acordar de ti porque habéis interactuado en las redes sociales.
Tienes una oportunidad perfecta para usar las nuevas tecnologías como escaparate de tu marca personal, aprovéchala, es una inversión de futuro.
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